Muerte en Somiedo y olvido tras cuarenta años

«…Un amanecer triste de octubre de 1937 los soldados, ebrios de victoria y de sangre, vinieron a buscarlo y lo subieron a golpes a la caja de un camión. Sus manos campesinas volvieron a trabajar la tierra, pero esta vez para cavar una fosa que albergaría su cuerpo asesinado. Ni siquiera oyó los disparos, simplemente se desplomó en el negro agujero que olía a tierra húmeda. Su cadáver jamás fue encontrado». Así se expresaba en el Prólogo de su libro Muerte en Somiedo, el investigador y miembro del Grupo de Investigación Frente Norte, José Luis Alonso Marchante. Gracias a Alonso Marchante, se ha divulgado con mayor extensión, la existencia de múltiples fosas comunes de personas fusiladas durante la Guerra Civil en el Concejo de Somiedo. Casi un centenar de somedanos fueron asesinados durante los años de guerra, especialmente en los años 1937 y 1938.

El libro de Alonso Marchante también supuso un buen estirón de orejas a los representantes municipales que no tuvieron más remedio que colocar un panel informativo en uno de los lugares más emblemáticos para la Memoria Histórica asturiana y una de las fosas con más restos sin exhumar: la fosa de Gúa.

En 2019 se cumplirán los primeros cuarenta años de los ayuntamientos democráticos, aunque lo tengamos que recordar con la nariz tapada. Un grupo de jóvenes somedanos, integrantes de la asociación Somiedo en Marcha, decidieron presentarse a las primeras elecciones democráticas en el municipio, bajo la cobertura del PSOE. Varios vecinos del concejo o habitando en otros concejos, entre los que se encontraban varios maestros y algún cura, sellaron verbalmente el compromiso de apoyarles si se comprometían a exhumar los restos de la fosa de Gúa, y poder trasladar los restos a donde las familias consideraran. Se escribieron cartas a muchas familias; se visitaron personalmente a otras muchas; y se pidió el voto para aquellos jóvenes que no conocían más represión ni más libertad que la que oían de algunos de sus antepasados.

Pasaron los años y nada se hacía por la exhumación de “los de Gúa”. Algunos de los firmantes de las cartas de apoyo a la candidatura del PSOE, interrogaron a los ediles sobre el cumplimiento de los acuerdos. La respuesta no pudo ser más lacónica: “Nos dicen de la Federación Socialista Asturiana que no es el momento, que hay que esperar”.

Y así seguimos esperando a que el momento sea propicio.

En la fosa de Gúa, en el prado conocido con el nombre de “Nozal”, fueron fusilados veintiséis ciudadanos de Somiedo (aunque otros familiares de algún fusilado hablan de veintinueve hombres y una mujer; y otras fuente dicen que puede haber hasta cincuenta asesinados), cuyo mayor delito fue el de ser algunos miembros de la I Gestora Republicana de Somiedo y todos por defender el orden constitucional legalmente establecido: la República. Los hechos se produjeron durante los primeros días de noviembre de 1937. Fueron conducidos de dos en dos, atados con alambres de espino, hasta el prado y obligados a cavar sus propias fosas y tapados los cuerpos con tan poca tierra que las alimañas se alimentaron de algunos cuerpos. En algunos casos en los que no habían podido ser detenidos los ejecutados posteriormente, fueron detenidos y afeitados sus padres o sus hermanos y hermanas, hasta que se entregaran a los franquistas los acusados.

Los ejecutores se pasearon por el Concejo hasta no hace muchos años, expirando sus vidas en sus casas, aunque con remordimiento de conciencia.

En 2006 escribía José Luis Alonso Marchante: «…Han transcurrido casi setenta años de los hechos descritos en este libro y un manto de espeso silencio cubre todavía la memoria de los que fueron víctimas de aquellos acontecimientos. El concejo de Somiedo, volcado a la promoción turística de sus montañas y valles, olvida a los vecinos que tomaron las armas para defender sus ideales frente a la violenta sublevación de los militares franquistas… Se perpetúa así una situación intolerable que insulta vergonzosamente el recuerdo de los muertos y reafirma la impunidad con la que actuaron sus asesinos. Recuperar la memoria en su integridad es completar la historia. Esa es la tarea pendiente.»

SOMEDANOS ASESINADOS DURANTE LA GUERRA EN ASTURIAS SIN NINGÚN TIPO DE JUICIO

Asesinados en la Fosa Común de Gúa

Apellidos y nombre Localidad de origen
Acebedo Riesco, Jesús Aurelio La Riera
Alonso Pérez, Gabino Saliencia
Álvarez Álvarez, José Valle de Lago
Alvarez Díaz, Casimiro Saliencia
Álvarez Rodríguez, José Pigüeña
Arnaldo López, Antonio Las Viñas
Arnaldo López, Germán Las Viñas
Barragán Blanco, Manuel Las Morteras
Blasón Fernández, Servando Pigüeces
Blasón López, Benjamín Pigüeña
Berdasco Queipo, Manuel Santullano
Caunedo Álvarez, José María Las Viñas
Feito Arias, Marcos Valle de Lago
Fidalgo, Agustín Pigüeces
Galán Calzón, Primitivo Santiago de l’Hermo
García Calzón, Manuel Clavillas
González, Manuel Perlunes
López, Antonio Pigüeña
Menéndez Arnaldo, Manuel La Riera
Menéndez Cortina, Félix Pigüeña
Menéndez Riesco, Laureano Valle de Lago
Nieto García, Constantino Saliencia
Nieto García, Eladio Saliencia
Pérez García, Benjamín Pigüeña
Queipo Menéndez, Manuel Villar de Vildas
Santos, Agustín Valle de Lago

 

Asesinados en la fosa común del Puerto

Apellidos y nombre Localidad de origen
Marrón Alba, Manuel Caunedo
Riesco Caunedo, Avelino Gúa
Rodríguez, Inés El Coto
Suárez Díaz, José La Peral

 

Asesinados en otros puntos de Somiedo, Asturias y España

Apellidos y nombre Localidad de origen
Abol Álvarez, Feliciano Pola de Somiedo
Álvarez Fidalgo, Macario La Riera
Brañas, Avelino Aguino
Calzón Menéndez, Gerardo Las Viñas
Caunedo López, Ángel Corés
Cuendias Rodríguez, Gaspar Manuel Aguino
Feito Alonso, Laureano Arbellales
Feito Sirgo, Jovino Veigas
Fidalgo Fidalgo, Nemesio La Riera
Galán Rodríguez, José Antonio Valcarcel
Gancedo González, Joaquín Santullano
Gómez Pérez, Antonio Pigüeña
González Pola de Somiedo
González Barredo, Manuel Robledo
González Menéndez, Narciso Santullano
Menéndez Álvarez, Asunción Santullano
Miranda Fernández, León Clavillas
Pérez Gómez, Juan Marcos La Riera
Ordás, Narciso Valle de Lago
Rodríguez, Lisardo La Riera
Sierra Rodríguez, Mínimos Aguasmestas

 

J.M.A.P.

La ordenación del área central: cúmulo de incongruencias

El cúmulo de disparates, incongruencias e incompetencias de que hacen gala y honor los diferentes representantes de los últimos gobiernos de la autonomía asturiana, son para inscribir en el record Guiness. Una ex Consejera de Educación y Cultura se manifiesta contra una resolución que ella misma promovió, sobre el incremento de horas lectivas para el profesorado; un ex presidente del Gobierno de la Autonomía, dice ahora que después de las Consejerías de Jesús Arango y la de Menéndez de Luarca, no se ha hecho por el campo asturiano; un Consejero actual defendía, no ha mucho, que habría que modificar la ley electoral para hacerla más mayoritaria, con el fin de que hubiera Gobiernos “fuertes”; ese mismo consejero quiere encabezar ahora la ordenación de un área central asturiana.

En fin, que son muchas las razones que tenemos para reproducir este trabajo del profesor de Geografía en la Universidad de Oviedo, Manuel Maurín, para que no tengamos que reproducir más desatinos.

Habrá que ordenar Asturias.

La Nueva Esapña

La ordenación del área central: cúmulo de incongruencias. En La Nueva España, 23-01-2018

El desorden en el centro de Asturias, fruto de la dejación de competencias

La ordenación del área central: cúmulo de incongruencias

manuel-maurin
Manuel Maurín Álvarez
Profesor de Análisis Geográfico Regional en Univ. Oviedo

El área central de Asturias presenta el mayor grado de diseminación urbanística de España, registra la mayor densidad de grandes superficies comerciales, es la zona en la que más se usa el automóvil particular para los desplazamientos habituales y tiene la atmósfera más contaminada del país.

Este espacio central se configura como un amasijo periurbano producido por la confluencia de acciones descentralizadoras con origen simultáneo en varias ciudades, superpuesta a heterogéneas e inconexas iniciativas de implantación dispersa; y todo ello en presencia de una deficiente articulación y control público de dichos procesos, lo que ha generado un creciente caos territorial con graves consecuencias, económicas, sociales y ambientales.

Aunque los factores que explican este desorden son diversos y complejos, es innegable que existe una responsabilidad atribuible, en primer lugar, a la propia administración regional, que ha hecho dejación de sus competencias en materia de ordenación, ha permitido actuaciones públicas y privadas con un impacto territorial intolerable y ha protagonizado no pocas de ellas.

Que el principal instrumento de control territorial, las Directrices Regionales de Ordenación Territorial (DROT), no se haya renovado desde su aprobación en 1991, cuando hace lustros que se reconoce su obsolescencia e incapacidad rectora, es una muestra palmaria de dicha responsabilidad. Mantener unas Directrices que se fundamentan en delimitaciones territoriales tan incoherentes como la que incluye en una misma comarca funcional a Oviedo y Siero junto con Belmonte o Somiedo, aprobar unas Directrices Sectoriales de Equipamiento Comercial en 2010, después de que se hubiese permitido la construcción de media docena de grandes superficies fuera de los espacios urbanos, o realizar una Evaluación de Impacto Estructural para determinar la viabilidad de la construcción del Funicular de Bulnes con posterioridad a su inauguración, son solo unos pocos ejemplos del desastre territorial al que la propia Administración ha abocado al área central y al conjunto de la región.

También llama la atención que, habiéndose elaborado un nuevo proyecto de Directrices en 2006, que nunca se llegaron a aprobar, no se disponga de ninguna explicación oficial, ni en los nuevos documentos se haga mención a las causas por las que se abortó aquel proceso y se ha demorado en diez años el reinicio de una actualización que ya por entonces los técnicos consideraban muy urgente.

En ausencia de dicha explicación por parte del gobierno regional y observando que, durante años, tampoco ha habido exigencia alguna por parte de la principal fuerza política de la oposición, podría pensarse en la existencia de un acuerdo tácito entre las principales fuerzas políticas que han venido ejerciendo el poder en el plano autonómico y en los municipios más grandes del área central (especialmente Oviedo y Gijón) para no interferir en sus respectivos ámbitos de dominio, respetando el statu quo, manteniendo el equilibrio de fuerzas y tolerando los desmanes urbanísticos de los que unos y otros son responsables por igual.

En esta perspectiva se explicaría la prisa repentina para configurar un impreciso ente metropolitano y las atípicas negociaciones de los últimos días entre representantes de diversas instituciones y partidos, como una estrategia de adaptación al nuevo mapa político municipal en el que el bipartidismo tradicional ha perdido una supremacía que recuperaría parcialmente desde un nueva figura con representación desequilibrada a favor de la administración autonómica y con la interposición de otros organismos aún controlables como la Comisión de Ordenación del Territorio y Urbanismo de Asturias (CUOTA, Sogepsa o la FACC (Federación Asturiana de Concejos) ¿Cómo explicar de otra manera el cúmulo de incongruencias en el que se viene desenvolviendo el proceso de reformulación de las Directrices desde hace un año?

Incongruencias procedimentales que llevan a plantear primero unas Directrices Subregionales de Ordenación del área central (DAC) antes que las Directrices Regionales (DROT) de las que deben emanar y depender jerárquicamente según la legislación vigente y a la lógica de la planificación en cascada.

Incongruencias estructurales que omiten toda referencia a los necesarios instrumentos de tipo preventivo (Evaluación de Impacto Estructural o Territorial), normativo (específicamente las normas de aplicación directa e indirecta) o de programación (Programas de Actuación), sin todos los cuales las propuestas se quedarían en papel mojado.

Incongruencias metodológicas, cuando el diagnóstico y la normativa ocupan en los documentos de Avance solo un 20% frente al 80% del análisis, cuando apenas se esboza el modelo territorial y no se jerarquizan o priorizan las líneas estratégicas.

Incongruencias de contenido que, entre páginas y páginas de información poco relevante, llegan a omitir cualquier referencia a temas tan cruciales como el patrimonio minero-industrial (cuando ha sido la historia minero-industrial la que ha dado vida originalmente al área central) o pasan de puntillas sobre el modelo energético o el tratamiento del paisaje, entre otras cuestiones de especial trascendencia.

En fin, incongruencias de delimitación, cuando se señala un área central que se extiende desde el Cabo de Peñas al Puerto de Pajares y desde Ceceda (Nava) hasta Tolinas (Grado) y en la que se incluyen espacios con condiciones y necesidades de ordenación completamente dispares.

Si verdaderamente se quiere afrontar una planificación supramunicipal en el área central, con bases sólidas, duraderas, y trascendiendo de las variables coyunturas políticas, el proceso se debería iniciar, como se hace en otras comunidades autónomas, mediante un acto legislativo que enmarcase y dirigiese el despliegue ordenado de los instrumentos de planificación, desde los más generales a los más específicos; debería delimitarse un marco espacial ceñido estrictamente al área metropolitana real, establecerse un órgano director en el que la capacidad decisoria recayese en los concejos involucrados, de manera voluntaria, equilibrada y ponderada, y donde el propio diagnóstico, el modelo territorial, las líneas estratégicas y las actuaciones más relevantes fuesen priorizados y elaborados desde un principio, con la ayuda técnica necesaria y la mayor participación ciudadana. La administración autonómica tendría un papel muy relevante, en función de las competencias que le vienen asignadas legalmente, pero no debería entrar como un elefante en una cacharrería, desordenando el procedimiento y abriendo frentes y heridas antes si quiera de comenzar el proceso.

Contaminación en el área central asturiana

Entrevista a Félix Payo, médico especialista en neumología

Nuestro compañero Félix Payo ha sido entrevistado por el diario El Comercio. Por su interés para comprender los problemas medioambientales en el área central asturiana, reproducimos el artículo del citado periódico

«La contaminación de Oviedo está ligada al tráfico»

Payo, en el centro social de Trubia / PABLO LORENZANA

 

«Es hora de que los ciudadanos defiendan el aire limpio. Las empresas, si no se ven obligadas, mirarán por sus intereses» Félix Payo Neumólogo y ponente de la Escuela Municipal de Salud

 

  1. LUMBRERAS OVIEDO.

Martes, 30 enero 2018, 03:31

El neumólogo retirado Félix Payo, especialista en Fisiología Respiratoria del Instituto Nacional de Silicosis en el HUCA, impartió ayer en el centro social de Trubia, dentro de la Escuela Municipal de Salud, una conferencia sobre contaminación y salud.

-¿Cómo afecta la contaminación atmosférica?

-Se puede abordar de dos maneras: los efectos en la salud de las personas individualmente y, más complejo, pero más realista, sobre la sociedad en general. Se discute ya poco que afecta de manera preferente a los sectores más débiles: los pobres, los enfermos, los niños… Es reversible, los londinenses en 1952 se libraron por una acción gubernamental que eliminó el ‘smog’ (humo y niebla) y llevó a conseguir que tuvieran hasta en el Támesis unos puntos de pesca. Luchamos contra los que dicen que es un problema que no se puede abordar o si quieres hacerlo tienes que perder empleo. Los gobiernos tratan muchas veces de defender intereses más que a los ciudadanos.

-¿Qué enseña en la conferencia?

-Las bases técnicas de la contaminación, para que todos vayamos entendiendo esa jerga. Por ejemplo, lo que las partículas grandes o pequeñas afectan de forma distinta al pulmón. También, que contaminantes como el amianto tienen unas fibras con aerodinámica especial. Se expanden por los puntos de emisión, que se suelen hacer altos, como las chimeneas, que los llevan lejos.

-¿Qué efectos concretos tiene la contaminación sobre la salud?

-En los niños, las zonas contaminadas causan problemas de desarrollo intelectual. Hay mayor frecuencia de los tumores de vejiga en medios contaminados. Históricamente las vías aéreas era lo que más se planteaba: rinitis, alergia, asma, descompensaciones de las enfermedades pulmonares y cardiacas… Todos los pacientes con enfermedades crónicas se ven afectados por la contaminación urbana, ligada sobre todo al tráfico.

-¿Y el benceno en Trubia que denuncian los ecologistas?

-Es muy interesante aclarar los contaminantes específicos de las empresas. No pueden estar ahí sin que una autoridad sanitaria diga ‘esto es la magnitud y estos son los efectos’. Hay medios para hacerlo si hay voluntad política.

-¿Afectaría a los vecinos la posible planta de asfalto en Las Caldas?

-No hay una respuesta a priori tajante. Pero sí creo que la posición del gobierno y de la sociedad civil debería ser controlar qué se pone en su territorio. No es lo mismo una planta o una incineradora aquí o allí, son asuntos complejos. En esta planta y en cualquier otra es necesario que se lleve un control continuo, no poner un parche y que empiece a funcionar. Gracias a la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies y a grupos privados hay muchos sensores. Es hora de que los ciudadanos se enfrenten de una manera adulta, con conocimiento propio, a la defensa del aire limpio en nuestras ciudades. Las empresas, si no se ven obligadas a ciertos comportamientos, cada una mirará por sus propios intereses.

-¿Cómo está la situación de la contaminación en Oviedo?

-No es muy mala, en Avilés hay situaciones verdaderamente malas. La contaminación, aparentemente, es de tipo convencional, formada fundamentalmente por los residuos de la quema incompleta de gasoil. Es difícil medir porque son muy determinantes las condiciones atmosféricas. En Madrid se decidió reducir la circulación de coches y se montó un verdadero cirio. La segunda vez no. Me hace ser optimista pensar que la ciudadanía se va dando cuenta de que es un problema que hay que abordar.